Con la enviada especial de RFI a la frontera entre Guatemala y México, Diana Fuentes, y AFP.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), perteneciente a las Naciones Unidas, llamó en un comunicado a “que no se emplee fuerza injustificada o excesiva contra ningún migrante, solicitante de asilo o refugiado durante las acciones de control migratorio, policial o sanitario”.
El domingo pasado 17 de enero, un contingente de policías y militares guatemaltecos usaron equipo de choque y gas lacrimógeno, para dispersar a 3.500 migrantes hondureños que formaban parte de una caravana con rumbo a Estados Unidos.
Las fuerzas de seguridad tenían la orden del presidente Alejandro Giammattei de frenar su avance ante el riesgo de contagios de covid-19. Las acciones dejaron uniformados y migrantes heridos.
En buses y camiones muchos de ellos partieron de regreso a Honduras. Pero otros se escondieron en pueblos aledaños, se refugian en montañas y otros, con mayor suerte, logran gestionar albergues municipales o casas para migrantes.
Los grupos de migrantes que logran llegar a la frontera también se encuentran dispersos a lo largo del río Suchiate que marca la frontera occidental entre México y Guatemala.
“No creo que podamos cruzar porque hay mucha policía. A todos los que cruzan los devuelven”, dice a RFI Julio Romero, caminante de la caravana, cocinero y electricista de 24 años al llegar a la frontera acompañado de su esposa y su hijo de un año y cinco meses.
Hasta el momento según el Instituto Guatemalteco de Migración ha retornado desde el 14 al 20 de enero 3,962 hondureños , salvadoreños y nicaragüenses. En la capital hondureña en los próximos días se espera una marcha masiva en contra del presidente Juan Orlando Hernández.
Desde octubre de 2018, más de una docena de caravanas, algunas con miles de migrantes, han salido de Honduras rumbo a Estados Unidos, pero la mayoría ha fracasado por el endurecimiento de los controles.
Los miembros de esta última caravana aseguraban que huían de la pobreza, violencia y de la crisis dejada por el paso de dos huracanes en noviembre. Decían además estar esperanzados en una flexibilización de las condiciones migratorias con la llegada de Joe Biden al poder.