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Nacionales

YSUCA: “no solo se escucha, se vive”


Redacción YSUCA / 11 noviembre 2023 / 3:20 pm

Radio YSUCA

Por Kenia Gómez 

Julia comienza su día escuchando YSUCA. Desde la muerte de su esposo y la desaparición de uno de sus hijos, su única compañía es la radio. A sus 67 años continúa educándose e informándose. Asegura que YSUCA ha sido fundamental en ese proceso. Lo hace desde 1998, cuando  a solo siete años de inaugurada la radio, comenzó  su gusto por escuchar el 91.7 FM. 

Sentada frente a su  equipo de sonido, Julia sonríe y cuenta la historia de cómo llegó a convertirse en una de las oyentes asiduas de la radio. En su narrativa no puede faltar la imagen de su esposo, con quien solía escuchar la radio. 

La cercanía de los radio hablantes con los locutores es una característica que resalta Julia. Eso le motiva a llamar a menudo,  no solo para pedir canciones, sino para contar un poco de su día, sus alegrías y también sus tristezas. La radio es más que una estación, YSUCA se ha convertido en su  amiga. 



“La Buena Noticia”, fue el primer programa que Julia comenzó a escuchar, luego siguieron los noticieros, La Matinal y uno de sus preferidos es Hora 10.

Julia se pasea por su casa en Cuscatancingo y al ritmo de la música comienza sus tareas diarias. La taza de café por la tarde no puede faltar, la acompaña de una canción que le ha solicitado a Hazel Cantón.



No muy lejos de donde vive Julia, está Yolanda. Tiene  77 años de edad y 32 años de escuchar radio YSUCA. Recuerda muy bien aquel 11 de noviembre de 1991, pues estuvo en la UCA cuando se inauguró la radio. Desde entonces, sintonizarla desde las 5 de la mañana es parte de su rutina. Yolanda amanece y anochece con el 91.7.



El abordaje crítico de la radio sobre la realidad nacional es un aspecto que destacan quienes más escuchan YSUCA. Esa es una de las características que más les gusta. Eso lo reafirma Yolanda. “La radio está con la víctima, no con el victimario”, dice.  Pero además,  percibe la radio como un aliciente, la motiva y la acompaña. 

Conoce a casi todos los periodistas y locutores, los vio llegar, formarse y a algunos hasta envejecer, dice Yolanda. En la sala de su casa, frente a la imagen de Monseñor Romero, afloran los recuerdos y comienza a describir aquellos días cuando la radio comenzaba su programación.  

Como lo ha hecho durante 32 años, Yolanda no pierde la oportunidad de llamar y pedir su canción favorita. Aprovecha para saludar a quienes considera  sus amigos.



La señal de YSUCA atraviesa montañas y cerros y llega hasta Sumpul Chacones, en Chalatenango.  A más de 70 kilómetros de distancia de San Salvador, está Reina, quien a sus 24 años de edad es fiel oyente de YSUCA. 

Fueron sus vecinos quienes la motivaron a escuchar la radio, dice Reina, pues en Sumpul Chacones en muchos hogares suena el 91.7.

Lo que más le gusta es el contacto cercano con la audiencia. La llama una “radio acogedora”. A menudo marca los números telefónicos de cabina,  no sólo para pedir canciones, sino para conversar. Si sale de casa, Reina no deja de escuchar YSUCA, activa su celular y a través de la web y las redes sociales, sigue en sintonía. 

Reina mantiene su radio encendido todo el día. Cocina, lava platos, echa las tortillas y a veces hace quesadillas, todo al ritmo de la única estación que escucha desde hace 4 años.   



Mientras Julia, Yolanda  y Reina escuchan YSUCA en su hogar y, a veces,  desde su celular, Ricardo Gómez lo hace en su automóvil. Por su trabajo, debe conducir largas distancias, casi siempre hacia la zona oriental. El 91.7 se enciende automáticamente, una vez Ricardo  arranca su vehículo.


El aspecto humanista y educativo de YSUCA es algo que Ricardo valora mucho. Se siente bien informado.  Además de su variada programación, le gusta la cercanía de los locutores con la gente.  A YSUCA “no solo la escuchan, la viven”, dice Ricardo. 



Los radioescuchas coinciden en que YSUCA ha sido importante en su formación y en la forma en que analizan la realidad nacional.  La radio los educa, los forma y los informa, además de entretenerlos y darles voz. 

La radio da el contexto y la gente hace su análisis, reflexiona Ricardo. Una ventaja de YSUCA es que da información de manera entendible. Se abordan los temas políticos permitiendo la comprensión, agrega el abogado e ingeniero agrónomo.



“YSUCA es la que me motiva, la que me anima, la que me da formación”, dice Julia. Sus conocimientos los transmite a sus vecinos. Carmen, quien se dedica a la costura, ya escucha la radio, dice Julia, emocionada, pues la ha convencido de escuchar a su radio amiga. 

Yolanda y Reina también valoran este aspecto de la radio: la formación y la información. La radio les da esperanza, pese a los momentos difíciles que enfrenta el país. “Los radioescuchas estamos contentos con YSUCA y rogando que permanezca”, dice Julia, pues es la que nos guía y nos forma, comenta, mientras toma café en una taza con el logo del aniversario número 25, casi invisible.  

A 32 años ¿qué esperan de YSUCA?

El Salvador vive momentos difíciles, muchas  voces son silenciadas y el temor a expresarse se percibe. Radio YSUCA es el medio  que da voz a los sin voz, ese era el deseo de Ignacio Ellacuría. Sin embargo, el escenario adverso que vive el país, hace pensar a los radio hablantes que YSUCA y quienes laboran en ella, se arriesgan al informar con la verdad.  Su deseo es compartido: que la radio continúe al aire por muchos años más, pese a  las críticas y señalamientos.



YSUCA es el legado de Ignacio Ellacuría. Da voz al ciudadano y su audiencia lo valora, pues aseguran que es más que una frecuencia. Es la amiga, quien los acoge, con quien bailan y se divierten. Pero a la vez es el medio de comunicación que les permite estar informados y actualizados de la realidad nacional. Un medio al servicio de la participación ciudadana. 

Es la emisora que mantiene “el corazón abierto”, dice Ricardo.  “No cambien”, agrega Yolanda, quien ha seguido los pasos de YSUCA desde hace 32 años.  

Mientras tanto Reina, desde las montañas de Chalatenango, recibe la señal de la emisora que no apaga hasta las 10 de la noche, cuando se despide el último locutor.