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¿Hay control de los privados de libertad que trabajan en construcción tanto en el sector público como privado?


Redacción YSUCA / 25 agosto 2023 / 6:03 pm

Foto archivo Radio YSUCA

Por Kenia Gómez 

“Hay un movimiento grande para trasladar a privados de libertad para que trabajen, Ad honorem, para empresas de personas del gobierno”. 

Así lo dijo una fuente que conoce el funcionamiento en Centros Penales. Los casos que conoce son específicamente del penal La Esperanza, conocido como Mariona. 

Se ha vuelto común ver a privados de libertad realizando trabajos de construcción en infraestructuras de instituciones públicas. Han trabajado en la remodelación de escenarios deportivos como la villa centroamericana, en la Universidad de El Salvador, el estadio Mágico González y en el Gimnasio Nacional, Adolfo Pineda. Esto fue posible por un  convenio entre Centros Penales y el Instituto Nacional de los Deportes, INDES. 

Quienes han trabajado en escenarios deportivos, se supone son reos en fase de confianza y estaría fundamentado en el artículo 105-A de la Ley Penitenciaria. Dicho artículo señala que “el interno condenado podrá redimir su pena mediante el trabajo o actividades de apoyo a la comunidad, a razón de dos días de pena por un día de labor efectiva”. Agrega que dicha actividad se realizará bajo la dirección, control y supervisión del Consejo Criminológico, quien determinará los lineamientos. Sin embargo, se desconoce si existe autorización del Consejo Criminológico para dichas tareas. 

Pero una fuente que conoce el funcionamiento de centros penales asegura que los reos no sólo están saliendo para labores de construcción en instituciones públicas, sino, además para empresas privadas. Estas empresas están subcontratadas por el Estado. Entre ellas hay empresas mexicanas, guatemaltecas e italianas.  

Sin embargo, la mano de obra de los reos también estaría siendo utilizada para empresas, cuyos dueños son funcionarios del gobierno. La fuente no detalló el nombre de las empresas, ni a quiénes  pertenecen. 

La fuente señala que son reos que trabajan en las granjas penitenciarias. Los mismos reos se quejan de ese mecanismo, ya que son designados en empresas a donde son trasladados a diario. Algunos están asignados en empresas que están  realizando trabajos en Santa Ana, San Miguel y Zacatecoluca, por mencionar algunas zonas del país. 

Son llevados en buses de las empresas y son designados a trabajos que pueden durar seis y hasta ocho meses. 

Hace pocas semanas movieron un contingente de 1,500 privados de libertad, dijo la fuente, quien ha conversado con ellos y le han mostrado su descontento.   

Ese mecanismo no permite que los reos que quieren estudiar lo hagan. 

“No los están dejando estudiar a los privados de libertad, unos quieren estudiar, pero no hay mecanismos de superación, pero sí usan la mano de obra para fines familiares”, agrega.  Al ser trasladados  de manera constante no pueden estudiar o aprender un oficio, es el reclamo de los reos. 

Esta realidad contrasta con la Ley Penitenciaria en su artículo 2 que expresa que “La ejecución de la pena deberá proporcionar al condenado condiciones favorables a su desarrollo personal, que le permitan una armónica integración a la vida social al momento de recobrar su libertad”.

Sin embargo,  en el centro penal de Mariona “no hay planes de educación, de salud ni de aprender un oficio”, señala la fuente que conversó con YSUCA.  

El sector díez: la purga 

Mientras unos reos son obligados a trabajar para  instituciones públicas y privadas, otros, los capturados en el régimen de excepción, siguen viviendo condiciones inhumanas. El más claro ejemplo es el penal de Mariona, donde está el sector Díez, conocido como “la purga o el vietnam”. Así le llaman los reos. 

Este sector agrupa a los privados de libertad en una especie de jaulas. “están en celdas en forma de cuadros, como una especie de jaulas donde los dueños de circo guardan las fieras”, describe con detalle la fuente que conversó con YSUCA. Son de un aproximado de 1.50 metros de alto, donde difícilmente los reos pueden ponerse totalmente de pie.  Caminan agachados o permanecen la mayor parte del tiempo sentados.

Las  celdas, más parecidas a jaulas, están colocadas una encima de otras, las camas son planchones de hierro. “Olía a orines y estiércol de gente, a carne humana podrida, a sangre, es un hedor que se penetra”. 

No tengo palabras para describir, unos le llaman Vietnam, otros le llaman el campo de concentración, dice la fuente. 

Las condiciones humanas son inadecuadas, proliferan las enfermedades de piel sobre todo. “Vi mucha gente muriendo de neumonía y de enfermedades de la piel, rajados de las manos, como si los hubieran cortado, muy golpeados”, detalla con indignación, la fuente.

En la zona de la purga hay unos 6 mil reos aproximadamente, sólo hay un pasillo al centro. “Yo no entiendo cómo hacen para sacarlos porque son jaulas tras jaulas (…) es inhumano”, reitera. 

Según la fuente, sólo hay gente capturada durante el régimen en ese sector. No pueden hablar, si lo hacen los custodios “les dan el garrotazo en la boca, no se pueden acercar a uno”. Ese sector 10 debería desaparecer, tal como está es bien inhumano, dice la fuente que pudo constatar la situación.

Las condiciones en el sector díez son distintas a otros sectores como el tres, donde los reos ya pueden salir a tomar el sol. Han escuchado que para algunos las condiciones han cambiado un poco, pero podría ser por la intercesión de la Iglesia Católica. 

Los médicos de la Orden de Malta están llegando a dar jornadas médicas y la comida a los reos ha mejorado. También ha ingresado el Comité Internacional de la Cruz Roja, CICR, afirma la fuente.

Régimen de excepción: el “botín de guerra de Bukele”

La vida de los privados de libertad en las cárceles no ha cambiado mucho. Por una parte, los reos en fase de confianza están siendo obligados a trabajar en empresas privadas, sin la oportunidad de estudiar o aprender un oficio, si lo requieren. Por otra parte, los capturados en el régimen de excepción continúan viviendo condiciones inhumanas. 

El ministro de Justicia y Seguridad, Gustavo Villatoro, dijo recientemente que más de 7 mil personas capturadas en el régimen de excepción han sido liberadas. Según su opinión, esto significa que el sistema funciona. 

Sin embargo, para abogados penalistas, no hay certeza de cuantos privados de libertad han quedado libres. Además, su libertad no obedece a la buena voluntad de las autoridades, sino al trabajo de los abogados particulares que luchan por probar que algunos detenidos no tienen vínculos con estructuras criminales. 

La opinión de una de las fuentes es que la liberación masiva de personas capturadas no va a suceder porque “el botín de guerra y de triunfo se llama privados de libertad y régimen de excepción”, por lo que considera que lo mejor es insistir  por una humanización en  las cárceles de El Salvador.