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Editorial

A prueba del tiempo y la distancia


Redacción YSUCA / 17 marzo 2023 / 6:50 pm

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Fuera del país, nadie apuesta más por El Salvador que las y los migrantes. Una realidad irónica, porque aquellos a los que se les niega la oportunidad de desarrollar una vida digna en su propia tierra mantienen a flote la economía de sus familias y la del país que los expulsó. De acuerdo a datos oficiales del Banco Central de Reserva (BCR), el país recibió en 2022 un total de 7 mil 741 millones de dólares en remesas, lo que representan más del 26% del producto interno bruto (PIB). El mismo año, la inversión privada batió un récord que venía desde 1960, al sumar 5 mil 291 millones de dólares (el 18.4% del PIB), lejos del aporte de las remesas. Precisamente por la importancia de la población migrante para la economía nacional es que políticos y funcionarios han tenido siempre a la diáspora como objeto de interés. A lo que en años recientes se ha sumado con más fuerza otra baza: su potencial electoral. Es decir, los migrantes les importan a quienes ejercen el poder del Estado por dos razones: dólares y votos.

Sin embargo, la importancia de la población migrante trasciende los aspectos económico y electoral, pues, por mucho que viva fuera, es parte esencial del cuerpo social del país. Y así lo siente la mayoría de ellos y ellas. Una reciente publicación de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y del BCR, titulada “Encuesta de población salvadoreña en Estados Unidos. El Salvador 2022”, revela que buena parte de los salvadoreños en el exterior sigue amando y extrañando a su país. El estudio incluyó a personas adultas salvadoreñas por nacimiento y fue realizado en las primeras semanas de agosto de 2022. La primera constatación es que siguen vinculadas a su país a pesar del paso de los años en tierra extraña. El estudio revela que 6 de cada 10 tiene interés en regresar a El Salvador en algún momento y que el 18.6% ya ha realizado planes para lograrlo.

Por otra parte, el 80% de los encuestados afirmó que envía remesas de manera periódica a sus familiares, incluso a amigos. Otro signo de que la población migrante tiene mente y corazón puestos en su tierra natal es que un buen porcentaje ya ha realizado inversiones o tiene intenciones de adquirir productos financieros en el país. El 66% de los salvadoreños y salvadoreñas en el exterior han invertido en bienes muebles, inmuebles o negocios, ya sea en El Salvador o en Estados Unidos; y se estima que casi un millón (916,923) tiene interés en adquirir algún tipo de producto financiero con instituciones salvadoreñas.

El Salvador le debe a sus migrantes una defensa sistemática y honesta de sus derechos, y un esfuerzo real por garantizar acá las oportunidades que ellos debieron buscar en otra tierra. Es mero oportunismo tomarlos en cuenta solo por los dólares que mandan o por los votos que puedan aportar. Los migrantes deben ser entendidos y considerados más allá de su valor instrumental; solo de ese modo será posible respetar su dignidad y darles el lugar que les corresponde en la escena nacional.