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Editorial

Nepotismo en Centroamérica


Redacción YSUCA / 24 agosto 2022 / 7:07 pm

Editorial UCA
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La captura y desaparición del tuitero Luis Rivas es, además de una nueva afrenta al imperio de la ley y una grave violación a los derechos humanos, una demostración del poder de la familia del presidente. Con el hecho queda claro que ahora está prohibido fotografiar en situaciones comprometedoras a parientes del mandatario y que es delito denunciar el uso indebido de recursos del Estado por parte de personas que no ocupan ningún cargo en el Gobierno. Quienes claman por la libertad de Rivas temen que el régimen esté haciendo tiempo para montar un caso y mantenerlo cautivo. En realidad, por como están las cosas, la familia Bukele puede esgrimir cualquier excusa, pues tiene a sus pies al poder judicial, a la PNC y a la Fiscalía.

Centroamericana atraviesa horas sombrías por el desmantelamiento de la democracia y el Estado de derecho. Nicaragua va a la vanguardia con un régimen que cada día se sobrepasa a sí mismo en sus modos autoritarios. Como en los tiempos monárquicos, al país de Darío lo dirigen los esposos Ortega Murillo. El hijo mayor de Rosario Murillo, Rafael Ortega Murillo, cumple las funciones de protocolo y es el administrador de los negocios familiares relacionados con el petróleo y la energía. Laureano Ortega Murillo dirige la Agencia pro-Nicaragua, gestora de la inversión extranjera. Otros hijos de la pareja presidencial son asesores gubernamentales o dirigen los medios de comunicación.

En Honduras, la llegada a la presidencia de Xiomara Castro animó esperanzas de cambio democrático. Si embargo, siete meses después del inicio de su gestión, han hecho su aparición viejos vicios, entre ellos el nepotismo. Castro nombró como su asesor privado a su esposo, Manuel Zelaya Rosales, derrocado en 2009 por un golpe de Estado. Ahora, frente a la permanente comparecencia de Zelaya ante los medios de comunicación, algunos sectores comienzan a preguntarse quién realmente gobierna el país. Además, Carlos Zelaya Rosales, cuñado de la presidenta, es diputado; el hijo de este, José Manuel Zelaya, fue nombrado ministro de Defensa; Xiomara Hortensia Zelaya Castro, hija de la pareja presidencial, es diputada; y Héctor Manuel Zelaya Castro, otro de los hijos, es secretario privado de la primera dama.

En El Salvador, hermanos, primos, amigos y compadres del presidente ocupan cargos de alto nivel. Uno de sus hermanos dirige el Indes y otros tres, sin nombramiento oficial, deciden sobre diversos aspectos de la vida nacional. Aunque repiten que su apoyo es ad honorem, utilizan los recursos del Estado a su antojo. En otro círculo de íntimos estaría el primo de Bukele, presidente de Nuevas Ideas; su tío, encargado de la Secretaría de Comercio en Inversión; el actual presidente de la Asamblea Legislativa, fiel al mandatario hasta el extremo; y una retahíla de amigos de la niñez y compadres que ocupan cargos públicos sin que su nombramiento haya obedecido a la competencia y méritos profesionales.

En Nicaragua, Honduras y El Salvador se han impuesto, pues, gobiernos de familia que mienten continuamente, se presentan como defensores de causas nobles mientras minan derechos ciudadanos o despotrican contra la corrupción y el nepotismo a la vez que se enriquecen con dinero público.