En efecto, a partir de este lunes 3 de agosto, Bayona, Biarritz, Lille, y 69 municipios del departamento de Mayenne, en el oeste del país, se añaden a la lista de ciudades en las que es obligatorio. En Niza, depende de las calles por las que uno camina.
En estas regiones de Francia, donde los rebrotes del coronavirus vuelven a activar las alarmas, las prefecturas y alcaldías han optado por extender la obligación de la mascarilla a las calles, parques, playas y todo sitio abierto.
Una de las ciudades afectadas por la medida es Laval, al noroeste del país. Su alcalde, Florian Bercault, explica la decisión: “Es una medida acordada entre la Prefectura y las autoridades sanitarias. Por supuesto, con el apoyo de los alcaldes, que ya habíamos hecho la petición de facilitar el uso de la mascarilla, tomando en cuenta la densidad urbana de la zona y la cantidad de focos de contagio. Una respuesta a las cifras de casos de Covid-19 presentadas por las agencias regionales de salud”, comenta.
En la ciudad de Laval, se han activado equipos de mediación civil, que acompañan a la policía a vigilar el uso de las mascarillas. Para que no haya excusas, se distribuyen gratuitamente en la sede de la alcaldía.
Hasta ahora, ciudades grandes como Marsella, Lyon y París no se han plegado a la exigencia de la mascarilla en lugares abiertos, pero no se descarta que puedan ser incluidas en la medida próximamente.