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Opinión

Soberanía y contexto del bicentenario


Redacción YSUCA / 19 septiembre 2019 / 7:37 pm

Ismael Moreno, S.J. *

El papa Francisco concluye su Encíclica “Laudato Si”, con las siguientes palabras: “no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que les impongan. Son capaces de mirarse a sí mismos con honestidad, de sacar a la luz su propio hastío y de iniciar caminos nuevos hacia la verdadera libertad. No hay sistemas que anulen por completo la apertura al bien, a la verdad y a la belleza, ni la capacidad de reacción que Dios sigue alentando desde lo profundo de los corazones humanos. A cada persona de este mundo le pido que no olvide esa dignidad suya que nadie tiene derecho a quitarle.” (205).

Restan dos años para que se cumplan dos siglos de la firma, por las élites criollas, del Acta de Independencia de Centroamérica de la Corona española, que en su artículo introductorio dice que se mande a publicar el acta “para prevenir las consecuencias, que serían temibles, en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo”. Cumpliremos así 200 años de una política de “prevención” ordenada por las élites políticas, temerosas de “las consecuencias” si fuera el pueblo el que proclamara algo distinto de lo que ellas decidieron para nuestros países.

De este temor nació la “identidad” de las élites centroamericanas, que a lo largo de dos siglos han desconfiado de los sectores populares, al mismo tiempo que serviles ante los poderes externos, a quienes siempre han visto y tratado como “mayores”. Esta “identidad” de las élites ha sustentado la dominación económica y política la que a su vez se sustenta en una triple opresión: clasista, racista y sexista.

Asimismo, restan cuatro años para que se cumplan dos siglos del discurso del presidente estadounidense, James Monroe, en el cual dejó establecido lo que sería el futuro de la relación de Estados Unidos con los países latinoamericanos y caribeños. “América para los americanos” dijo en 1823, formulando la Doctrina Monroe, que establece que si un país del continente amenaza los intereses, los derechos o el patrimonio de ciudadanos o empresas de Estados Unidos, Washington tiene el derecho de intervenir en ese país.

Control y dominación serán desde entonces las características de una relación bicentenaria entre Estados Unidos y América Latina y el Caribe, variando las modalidades según varían las coyunturas, las estabilidades o las amenazas. Unas veces usarán “el gran garrote”, otras veces la política “de buena vecindad”. Unas veces usarán cañones y bases militares, otras veces “alianzas para el progreso” o “alianzas para la prosperidad”. Unas veces organizarán golpes de Estado, otras veces promoverán una democracia tutelada o un autoritarismo controlado. Algunas veces un intervencionismo velado, otras veces un intervencionismo descarado.

Inevitablemente, en Centroamérica estamos en el umbral de 200 años de relaciones definidas por la ausencia de decisiones soberanas internas en sociedades manejadas por reducidas élites económicas y políticas, subordinadas a las políticas de Estados Unidos, que nos tratan desde entonces como su “backyard”,  o su “patio trasero”, es decir como esa parte de su propiedad a la que se puede usar como basurero. ¿Seguiremos reeditando un siglo más de dominio, o estamos en capacidad para construir nuestra propia propuesta de soberanía?

 

*Ismael Moreno, Sacerdote Jesuita, director de Radio Progreso y Eric de Honduras