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Editorial

Acuerdos de Paz, un hito en la historia nacional


Redacción YSUCA / 14 enero 2022 / 2:45 pm

Editorial UCA
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Los Acuerdos de Paz son y seguirán siendo un hito en nuestra historia, aunque se intente negarlo mediante decreto. Son el único acuerdo nacional que El Salvador ha tenido desde que es república. Ningún otro esfuerzo ha obtenido el respaldo de prácticamente todos los sectores sociales, económicos y políticos del país. Ningún otro acontecimiento ha provocado tan profunda alegría colectiva. Los Acuerdos no fueron perfectos, ni siquiera los mejores, pero pusieron fin a la guerra y tuvieron el potencial de sentar las bases para construir un nuevo futuro para todos. A nivel de contenido, las grandes ausentes fueron las víctimas y sus familiares; a nivel de ejecución, quedó pendiente la reorganización del sistema judicial y la solución de los  problemas socioeconómicos estructurales que fueron parte de las causas del conflicto armado. 

Sin embargo, esos vacíos no deben llevar a perder de vista que el punto central de los Acuerdos fue desmontar la militarización de la seguridad pública que provocaba graves violaciones a los derechos humanos. Los Acuerdos acuartelaron al Ejército y crearon la Policía Nacional Civil como responsable de la seguridad pública y ciudadana. También propiciaron el nacimiento de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y la creación de un sistema electoral confiable, que hasta la fecha nunca ha sido señalado de irrespetar la voluntad popular. Además, abrieron la puerta a una prensa libre y más independiente, al derecho de acceso a la información pública y a una incipiente pero progresiva separación de los poderes del Estado.

Ningunear los Acuerdos es congruente con el hecho de que todos los avances en materia de democracia formal que propiciaron han sufrido serios retrocesos. Se ha remilitarizado la seguridad pública y la PNC, se ha neutralizado el Instituto de Acceso a la Información Pública, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos ejerce un papel ornamental, la independencia del Tribunal Supremo Electoral está en duda y la separación de poderes ya es asunto de retórica. Es decir, conceptualizar como farsa los Acuerdos de Paz busca justificar el desmontaje de los avances del país en materia de libertades políticas y democráticas.

El insensato menosprecio a los Acuerdos de Paz persigue, demás, destruir a los firmantes de los mismos a fin de despejar el campo de adversarios políticos. En esa línea, celebrar un día dedicado a las víctimas del conflicto armado en lugar de la fecha de la firma de la paz le posibilitará al Gobierno protagonizar el tema y sustituir la memoria con anuncios de ficción. La mejor manera de honrar a las víctimas de la guerra es propiciar el reconocimiento de la verdad de lo que pasó, hacerles justicia y reparar el daño causado. Dedicarles un día cuando se cierran los archivos militares que pudieran aclarar las injusticias y cuando se les niega participación en la formulación de una ley de reconciliación nacional es pura demagogia, una cruel afrenta al dolor y la pérdida de tantos salvadoreños.