Dale play


Opinión

Deseando un año nuevo


Redacción YSUCA / 04 enero 2023 / 9:26 am

Por José María Tojeira, S.J.
Escuche aquí:


Descargue aquí


Lo repetimos muchas veces cuando comienza un nuevo año. Pero no siempre es cierto que cuando decimos “Feliz Año Nuevo” estemos convencidos de que trabajaremos para que esos 365 días que nos quedan por delante sean distintos, novedosos y mejores que el tiempo pasado. Por eso en estas fechas, aun cayendo en alguna repetición, es importante reflexionar sobre lo que puede crear novedad en el año que se inicia. El año pasado, 2022, ha sido en muchos aspectos tiempo de confrontación y, con frecuencia, tiempo de ataque en el que se busca más desacreditar o herir al oponente que tratar los problemas desde una cierta racionalidad objetiva. Independientemente del éxito que puedan tener las tácticas de revolcar al enemigo o al que piensa distinto, la agresividad, la burla o el desprecio no son los mejores caminos para construir una sociedad no digamos justa, sino simplemente civilizada. Y no se trata de echar la culpa a un sector, presentándose como una división de buenos y malos, de sabios e ignorantes, de bien intencionados o mal intencionados. Se trata simplemente de confiar en que podemos entender el razonamiento de las diversas posiciones y de que podemos buscar e incluso encontrar caminos comunes.

Nada hay mejor para superar la confrontación que el diálogo. Tratar de entender razones y sentimientos que están detrás de las decisiones o de las opiniones diversas, tener capacidad de escucha, utilizar una escala de valores comunes, privilegiar la razón serena en los argumentos, son parte de ese camino, a veces complejo y difícil, que es el diálogo. Llegar a acuerdos y cumplirlos es siempre el objetivo, aunque a veces el proceso sea lento y no fácil. En general dialogamos más fácilmente en el seno de la familia, en la que los vínculos personales profundos impiden las rupturas. Pero lo que en esa célula fundamental de la sociedad hacemos con mayor facilidad, hay que llevarlo a la práctica también en la problemática social que nos aqueja y en la búsqueda de soluciones que sean equitativas y beneficiosas para el conjunto social. Nuestra sociedad tiene una larga historia de autoritarismo, tanto estatal como económico y cultural. Es cierto que ha avanzado en la capacidad de tolerancia y respeto, pero en el campo socio político tiene todavía graves deficiencias. La tendencia a lo que un presidente llamó en una ocasión la “aritmética legislativa” como mecanismo para la producción de normas y leyes está demasiado arraigada todavía dentro de nuestras estructuras. Y en la parte no gubernamental con demasiada frecuencia hay la tendencia a la descalificación total del caminar del Gobierno. Cerrarse en el blanco y negro, en el aquí mando yo o en el insulto del oponente, nunca conduce a la convivencia social pacífica y justa.

Evidentemente cuando hablamos de diálogo no pretendemos que las instituciones gubernamentales tengan que dialogar con cualquiera que aparezca con una opinión contraria. Pero los ministerios gubernamentales o las comisiones legislativas deberían tener diálogos cualificados amplios con aquellos sectores de la sociedad civil que ha acumulado conocimiento y han desarrollado mecanismos de solución de problemas, o tienen al menos capacidad para hacerlo. Hablar con quien piensa distinto nunca es un obstáculo para la acción. Al contrario, ilumina en algunos aspectos y ofrece posibilidades de hacer mejor las cosas. El año 2023 será nuevo realmente si conseguimos a lo largo de este año hablar un poco más y escucharnos mutuamente. Ni toda la oposición quiere volver a lo mismo de siempre, llámese autoritarismo, olvido de los pobres o corrupción, ni todo lo que hace el gobierno es automáticamente malo. Con como van las cosas, no da la impresión de que el diálogo sea el objetivo fundamental de las partes en conflicto. Pero hacer un alto en el camino, reflexionar sobre la profunda hipocresía que puede haber en las frases habituales, puede ayudarnos a encontrar nuevos caminos. Por eso resulta indispensable, también en el ámbito político, decirnos mutuamente Feliz Año Nuevo.