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Opinión

Plazas fantasmas


Redacción YSUCA / 25 marzo 2021 / 5:14 pm

José María Tojeira
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La semana pasada se habló muchos de las plazas fantasma. Al final, no todas lo eran: había gente que sí trabajaba y otra que se supone que no. Pero encanta generalizar y atacar a una Asamblea Legislativa de bajo nivel moral e intelectual. Veremos cómo se porta la próxima y lo que habrá que decirle, porque dada la poca preparación de muchos de ellos es posible que veamos cosas que llamen la atención. Pero más allá del tema de las plazas fantasma, hay aspectos en el reparto de asesores que nos dejan ver la corrupción en la política. Y ese es el tema más interesante.

Según datos oficiales de la Asamblea, los partidos que menos iniciativa legislativa tienen son los que disponen de más asesores. Efectivamente, GANA, que desde hace tiempo se ha limitado a ser un partido bisagra para hacer oscilar la voluntad legislativa hacia las propuestas y voluntad gubernamentales, es el que tiene una mayor proporción de asesores y empleados. Si se repartieran proporcionalmente los empleados de GANA entre sus diputados, les tocarían 26 asesores a cada uno. Así, pues, para un mínimo trabajo legislativo el partido goza de un máximo de lo que confiadamente y con una buena dosis de optimismo podríamos llamar capital intelectual. Algo parecido pasa en el PCN, aunque en menor cantidad. Y semejante también, aunque con alguna variante, en la Democracia Cristiana. En cambio, los partidos que han tenido mayor rendimiento legislativo, el FMLN y Arena, son los que tienen menos asesores, empleados, clientes o como les queramos llamar. El contraste es llamativo, y por eso cabe preguntarse: ¿cuál es la explicación?

La explicación más evidente de este derroche de inversión en asesores que no producen ni calidad ni cantidad legislativa es corrupción democrática. Los partidos en el poder han necesitado siempre de aliados para conseguir suficientes votos para sus propuestas. Aparte de maletines negros, cuotas de cargos en el Estado y puestos de dirección en la Asamblea, dar trabajo a supuestos asesores ha sido también una manera de controlar voluntades. Aunque más que asesores son clientes del partido dedicados a alabarlo y trabajar para él. La corrupción y nuestra democracia llevan demasiado tiempo hermanadas. Incluso podríamos decir que hay una relación directa entre mayor clientelismo y aumento de la corrupción. No puede explicarse de otra manera ese contraste entre el número de asesores legislativos y la pobreza intelectual de los diputados, así como el poco rendimiento legislativo. En algún momento de nuestra historia a esa utilización de los partidos bisagra se le llamó “aritmética legislativa”. Ya se sabe: la corrupción siempre trata de disfrazarse con palabras bonitas.

El próximo escenario legislativo ofrece una perspectiva interesante. Habrá que ver si para mantener el voto que le falta para cumplimentar los dos tercios de los votos, necesarios para aprobar algunas leyes, el partido de gobierno le mantiene a su aliado y anterior vehículo electoral el mismo número de asesores. Por supuesto, habrá que ver cuántos asesores y de qué calidad se recetan a sí mismos los diputados de Nuevas Ideas. Todo cambio en política tiene siempre dos opciones: cambiar la realidad o adaptarse a la costumbre corrupta. En El Salvador hemos visto una tendencia permanente a la adaptación más que al cambio real. Y en esa tendencia no han importado las diferencias políticas ni las consabidas calificaciones de derecha o izquierda. Si el actual Gobierno se decidiera por los cambios, lo sabremos muy pronto al ver de quién se rodea, con quién se aconseja y la fundamentación técnica de sus decisiones. Si se decide por la adaptación, sufriremos esa decisión con mucho más dolor que las adaptaciones anteriores. Porque ni la Democracia Cristiana, hace ya tiempo, ni Arena, ni el FMLN tuvieron tanto poder como el partido en el gobierno cuando decidieron adaptarse a la injusticia y la corrupción —por supuesto, siempre con sus diferentes matices—. Y el poder sin control crea un tipo de corrupción que hace daño a todos, pero especialmente a los más pobres y vulnerables, que son mayoría en el país. Los asesores fantasma serán uno de los primeros síntomas de en qué dirección se perfila nuestra historia en los próximos años.

* José María Tojeira, director del Idhuca.