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Internacionales

El Alto, reflejo de una Bolivia con retroceso económico brusco


Redacción YSUCA / 17 octubre 2020 / 9:14 am

Simpatizantes del candidato presidencial boliviano Luis Arce del Movimiento Al Socialismo (MAS), liderado por el ex presidente boliviano Evo Morales, participan en un mitin en El Alto, Bolivia, el 14 de octubre de 2020, antes de las elecciones generales. AFP

RFI
El Alto disfrutó una larga prosperidad, pero un año después de la renuncia de Evo Morales y con la llegada del coronavirus, sus habitantes ven cómo el corazón comercial del altiplano boliviano se resiente de la crisis política, el deterioro económico y la división ante las elecciones del domingo.

“Después de esa enfermedad del coronavirus no hay plata y no hay venta”, dice Elvira Chino en la colorida Feria 16 de Julio, que cada jueves convoca a campesinos que venden los más variados productos de la tierra y también todo tipo de mercancías.

“Con Evo estábamos mejor, había plata en todos lados, hasta los más pobres podían comprar carne”, agrega esta vendedora de ropa de 57 años en esta ciudad superpoblada, a 4.100 metros de altitud y vecina de La Paz.

Bastión del Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales, El Alto vivió una convulsión social por la renuncia del mandatario indígena el 10 de noviembre de 2019. Y este año, en plena crisis política, el comercio se paralizó por el coronavirus, que deja 137.000 contagiados y 8.100 muertos en el país de 11 millones de habitantes.

La pandemia acentuó los problemas de la economía boliviana, con una contracción prevista del PIB de 6,2% en 2020.

“Vamos a salir adelante”, promete el izquierdista Luis Arce, candidato del MAS, en una pancarta que mira desde lo alto el transitar de miles de comerciantes en la feria.

“El Lucho”, como es llamado el exministro de Economía de Morales (2006-2019), “va a devolver los tiempos buenos, porque él ya sabe administrar, ya sabe el camino”, dice Elvira, rodeada de montañas terracota, llenas de casas de ladrillo a medio construir.

Arce es considerado el artífice del milagro económico del gobierno de Morales, aunque su principal rival en las elecciones, el centrista Carlos Mesa, sostiene que la prosperidad se debió más al auge de las materias primas.

El Alto alcanzó su mayor bonanza durante los 14 años de gobierno de Morales y una muestra de ello son los Cholets, coloridos edificios de arquitectura “neoandina” que pueden costar varios millones de dólares. Aquí nació una burguesía comerciante aymara.

“Durante tanto tiempo estábamos todos mejor, se ve: El Alto es bien grande, las casas son formidables, hay gente de harta plata”, afirma Jeanete Aries, mientras vende artículos de madera en un puesto que tiene hace 17 años.

 

– “Evo hacía mover la economía” –

Jeanete admite que la pandemia no le afectó tanto, pero augura que si gana Mesa, quien gobernó entre 2003 y 2005, “un caos va haber, al fracaso nos va a llevar”.

Mientras su esposa vende ollas de aluminio, Otilio Capacaña cuenta que gracias a las ayudas sociales impulsadas por Morales pudo educar a tres de sus cinco hijos.

“Sin alabar a Morales podría decir que hizo algo bueno por el pueblo con los beneficios que otorgó, hizo que la economía se mueva, que la gente tenga dinero y compre”, afirma aclarando que no es “masista”.

Ahora que sus ventas cayeron por la pandemia, piensa en que el próximo presidente debería imitar a Morales.

Pero no confía en Mesa ni en el derechista radical Luis Fermando Camacho, tercero en las encuestas y uno de los líderes de las movilizaciones derivadas de las denuncias de fraude en las elecciones de 2019, en las que Morales buscaba su reelección hasta 2025.

“Si hoy tengo 5 bolivianos en el bolsillo, con Mesa se reduciría a uno. ¿Con qué compraría pan? Y si gana Camacho, me tocaría buscar un trabajo adicional”, dice.

– “Ya basta de fraudes” –

Aunque el MAS gana la mayoría de votos en El Alto, cada vez hay más voces hartas del partido. “Ya basta de fraudes, primero la gente. Mesa Presidente”, se lee en una pancarta en el barrio Satélite, conocido por su antimasismo.

En su puesto de venta de arroz en plena plaza, Eloisa explota: “Hablar del MAS me enerva. Los masistas me molestan porque han robado harto”, dice esta mujer de 55 años. “Dios quiera que gane Mesa”.

“Para que no vuelva el narcotraficante [Morales]. Tanta droga que se está encontrando. ¿Durante estos 14 años así se encontraba? Rara vez”, completa su hermano Cleto, de 58 años, haciéndose eco de las denuncias que suelen hacer contra el líder indígena sus adversarios.

Eloisa y Cleto, que aseguran que la pandemia no afectó su negocio, advierten que no aguantarían otro gobierno del MAS.

“Por si acaso soy hijo de minero, y no voy a tener miedo de meter dinamita si es posible a un grupo de masistas”, amenaza Cleto ante los rumores de posibles disturbios después del domingo.

Con AFP