El derrumbe de la economía española refleja el parón casi absoluto que se produjo en el país como consecuencia del estado de alarma, uno de los más exigentes a nivel mundial.
El mal comportamiento de la economía entre abril y junio se debe sobre todo a la fuerte dependencia del sector de los servicios que está muy vinculado al turismo, una actividad fundamental para España y que también se detuvo por completo.
El turismo representa para la economía española más del 12% del Producto Interno Bruto (PIB) y da trabajo a casi tres millones de personas.
Con la divulgación de estos datos propios de una economía de guerra, España entra técnicamente en recesión al encadenar dos trimestres consecutivos con caída del PIB.
En esta crítica situación, las ayudas europeas servirán para mitigar los daños causados por el desplome de la economía, pero no impedirán que España entre en una situación muy complicada de la que tardará años en recuperarse y que estará marcada además por el control que Bruselas ejercerá sobre las cuentas fiscales del país ibérico.