Es una ceremonia de canonización particularmente especial para Brasil por ser la primera persona canonizada. La religiosa María Rita de Souza Brito Lopes Pontes, conocida como “Irmã Dulce”, es llamada la “Madre Teresa de Calcuta brasileña” por su dedicación a los pobres y los más necesitados.
En la ceremonia del Vaticano también subieron a los altares otros cuatro santos: el cardenal británico del siglo XIX John Henry Newman, que a los 44 años se convirtió al catolicismo, las religiosas Giuseppina Vannini de Italia y María Teresa Chiramel de India así como la laica suiza Marguerite Bays.
“Hoy damos gracias al Señor por los nuevos santos, que han caminado en la fe y ahora invocamos como intercesores”, declaró el papa Francisco en un discurso el domingo. “Tres son religiosas y nos muestran que la vida consagrada es un camino de amor en las periferias existenciales del mundo”, agregó.
En la ceremonia solemne estuvo presente el heredero al trono británico, el príncipe Carlos.
Al igual que la Madre Teresa de Calcuta, la hermana Irma Dulce entregó su vida al servicio de los necesitados y desarrolló una obra social en su natal Bahía donde fundó varios hospitales de caridad y una red de apoyo social que dirigió hasta su muerte en 1992, a los 77 años de edad.
La religiosa figura en su biografía oficial como la fundadora de la Unión de los Trabajadores de San Francisco, un movimiento cristiano de trabajadores en Bahía (Brasil) y del hospital de Sant’Antonio.
La nueva santa alcanza la gloria de los altares gracias a dos curaciones inexplicables, según el proceso de beatificación iniciado en 1999.
Candidata al premio Nobel de la Paz
La religiosa conoció al papa Juan Pablo II, con quién tuvo dos reuniones en 1980 y en 1991, cuando se encontraba hospitalizada por problemas de salud.
Su humanismo y sus obras de caridad llevaron al entonces presidente de Brasil, José Sarney, a postularla en 1988 al Premio Nobel de la Paz.
Las otras nuevas santas que fueron proclamadas por Francisco este domingo son la italiana Giuseppina Vannini (Judith Adelaide Agata), fundadora de las Hijas de San Camilo, fallecida en 1911; la india María Teresa Chiramel Mankidiyan, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia, muerta 1926, y la laica suiza Margarita Bays, de la Tercera Orden de San Francisco de Asís, fallecida en 1879.
En su discurso, al referirse a Santa Margarita Bays, el sumo pontífice dijo que “era una costurera y nos [reveló] qué potente es la oración sencilla, la tolerancia paciente, la entrega silenciosa”, a través de lo cual, “el Señor ha hecho revivir en ella el esplendor de la Pascua”.
Se trata de figuras emblemáticas para la Iglesia, en particular el cardenal británico Newman, quien se convirtió en el primer santo inglés no mártir desde la Reforma.
“Es la santidad de lo cotidiano, a la que se refiere el santo Cardenal Newman cuando dice que ‘el cristiano tiene una paz profunda, silenciosa y escondida que el mundo no ve'”, declaró el Papa.
Durante mucho tiempo fue un crítico de la iglesia católica, que llegó a acusar de herejía.
Sin embargo, años después, a mediados del siglo XIX, se convirtió al catolicismo en Inglaterra.
(Con la AFP)