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Opinión

Nayib Bukele en la Society Fast


Redacción YSUCA / 12 junio 2019 / 3:51 pm

Por Guillermo Mejía*

 

La celeridad en los procesos ha llegado al grado que el ejercicio del poder está siendo revestido por la intempestiva respuesta –o propuesta- del líder del momento que ha encontrado su cancha a través de las redes sociales, especialmente Twitter, desde donde ordena, descalifica y pontifica acerca de la vida en común.

El presidente Nayib Bukele continúa en la práctica que le resultó exitosa desde cuando era candidato por el desprestigiado partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (Gana), escisión de la no menos transparente Alianza Republicana Nacionalista (Arena), esfuerzo que desplazó de la presidencia al decadente Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (Fmln).

En apenas una semana, Bukele cambió la ceremoniosa forma de ir armando las piezas de la administración por la descarga de tuits en los que ha llegado al extremo de ordenar el despido de empleados públicos, especialmente familiares de ex miembros del anterior gobierno.

Si bien los seguidores del mandatario han celebrado sus acciones publicitarias y propagandísticas de un hecho que siempre se ha dado, el separar de los cargos a la gente de confianza del anterior gobierno, aún está por verse la legalidad en los casos en que los trabajadores han sido despedidos en masa luego de la clausura de varias secretarías.

La práctica del presidente Bukele se enmarca dentro de las formas en que se va desenvolviendo el ser humano: “Vivimos la Society Fast, de la comida rápida, de la distracción rápida, del compartir rápido con la familia, etcétera”, alerta el intelectual suramericano Atawallpa Oviedo Freire.

“Todo es rápido. Nada es profundo, sentido, disfrutado, asimilado. Lo que interesa es pasar rápido por todo, creyendo tener todo, pero a la final no se tiene nada. Si observamos a las personas con sus ‘smartphones inteligentes’, casi no se detienen en lo que miran, simplemente ven rápidamente algo, y pasan con su ‘dedo vital’ a otra imagen o texto, y siguen, y siguen…”, advierte.

“De vez en cuando se detienen y ven más en detalle, pero no terminan todo, sino que con un poco ya se contentan. Como hay tanto por mirar tienen que seguir moviendo el dedo vital para ‘no perderse nada’”, agrega el especialista en comunicación alternativa.

“Cuando se detienen es para ver si hay algo divertido, algún entretenimiento, algo fuera de lo común; pero no para leer un texto, una crítica política, un análisis científico. Eso es aburrido, y todos repiten: La política es una porquería. Todos son unos corruptos. Todos son iguales. Las mismas historias de siempre. Ya sabemos que siempre será así y nada se puede hacer”, afirma.

Como han advertido muchos, a través de las mismas redes sociales o los medios de comunicación tradicionales, es temprano para concluir sobre lo que pasará en el período de Bukele, aunque está muy clara su visión de privilegiar a la empresa privada y a los intereses de Estados Unidos.

Resulta preocupante para otros que no se ven contrapesos políticos frente a su forma de gobernar ante el descalabro de los partidos, en especial Arena y el Fmln, caídos en desgracia por parecerse gemelos por los errores cometidos en su paso por la presidencia de la república.

Nos ilustra Atawallpa Oviedo Freire: “A este paso, los idiotas van a ir aumentando, solo repitiendo conceptos creados, agachando la cabeza a un trabajo para tener el ‘maldito dinero’, y aceptando de que así es la vida, de que la vida es una mierda y de que no se puede hacer nada”.

¿Quiénes sacan ventaja de esa condición?, dé su respuesta.

 

*Guillermo Mejía, periodista y profesor universitario.